La Familia, Factor Protector Frente al Consumo de Drogas y Alcohol.

Continuo Preventivo

Continuo Preventivo

Por: Italo Araya Palominos

Orientador Familiar mención Relaciones Humanas

 

El consumo de drogas y alcohol es un problema presente a lo largo de la historia y en la realidad social del ser humano; según estudios realizados por el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA)[1], el consumo problemático de drogas y alcohol en niños, niñas y adolescentes ha ido en aumento. Sólo para ejemplificar, el consumo de marihuana[2] en niños de 8° Básico a 1°Medio, aumentó desde un 14,8% en 2001 a un 19,5% en el año 2011.

La diversidad de factores que predisponen el consumo de drogas y alcohol hacen que sea una realidad compleja de analizar y por tanto de intervenir. Sin embargo los estudios realizados en el tema, han dado luces que guían los esfuerzos tanto del Estado como de diversas instituciones sociales, que actúan desde la prevención y tratamiento, interviniendo de forma individual y grupal.

El contexto educativo proporciona un espacio adecuado para actuar desde la prevención y fomento de factores protectores. Es así cómo SENDA, en sus esfuerzos por enfrentar y disminuir el consumo problemático de estupefacientes ha instaurado diversos programas que se orientan a cumplir esta función.

El año 2015, SENDA, actualiza los contenidos, formato y metodología del material utilizado en todo el sistema escolar hasta ese momento; nace el “Continuo Preventivo” que ha sido entregado este año 2016 a lo largo del país, con el objetivo de prevenir el consumo de drogas y alcohol en niños, niñas y adolescentes. Este material abarca desde preescolar con el programa “Descubriendo el Gran Tesoro, el nivel de enseñanza básica con el programa “Aprendiendo a Crecer” y en enseñanza media con el programa “La decisión es Nuestra”.

Dentro de los principios orientadores de los programas de prevención de SENDA, encontramos que uno de ellos es “alcanzar a la población a través de diferentes contextos”[3], dentro de los cuáles la familia y la escuela son las que mayor contacto e influencia ejercen en los niños, niñas y adolescentes, además de ser las que deben en principio otorgar un ambiente saludable y protector para su desarrollo integral.

Bajo esta premisa, el Orientador/a Familiar, como profesional de las ciencias sociales y también como agente preventivo-educativo, tiene una labor fundamental con la familia, así como también en los establecimientos educacionales, siendo un pilar de apoyo para profesores y estudiantes, cooperando desde su ámbito de intervención, en propiciar un ambiente que aspire a alcanzar mejores niveles de calidad de vida y de bienestar, lo que sin duda repercute en el proceso educativo de los niños, niñas y adolescentes.

Las Orientaciones de Calidad[4] nos plantean distintos ámbitos y temas que promueven el desarrollo personal y social de los estudiantes y que inciden directamente en su aprendizaje, entre otros se menciona los hábitos de vida saludable y la participación de las familias en el proceso formativo de los y las estudiantes. El Orientador/a Familiar puede ejercer su rol formativo desde la articulación de toda la comunidad educativa interviniendo desde la prevención del consumo de drogas y alcohol.

La actualización del material del continuo preventivo, ofrece una valiosa oportunidad para que los Orientadores Familiares realicen esta labor desde su pericia, ya que el continuo preventivo se enfoca, no tan sólo en abordar el tema del consumo de droga y alcohol desde la oposición o prohibición; más bien, se orienta al fortalecimiento de las habilidades personales que le permiten al niño, niña y adolescente gestionar con mayor eficacia las influencias sociales y contextuales que podrían convertirse en un factor de riesgo, incluyendo de forma paralela en el desarrollo de las sesiones, el trabajo reflexivo con la familia que es considerado el factor protector principal frente al riesgo de consumo.

En este sentido, el Ministerio de Educación ha reconocido que la familia junto con las escuelas y liceos[5], constituyen un factor protector primordial para los niños, niñas y adolescentes actuando de forma conjunta en la formación y adquisición de hábitos saludables, manejo adecuado de las influencias sociales y contextuales, competencias y habilidades en la toma de decisiones, construcción de un proyecto de vida, entre otras muchas variables.

Esto permite que los/las Orientadores/as Familiares puedan realizar distintas intervenciones, con el fin de lograr los objetivos[6] propuestos por el Ministerio en cuanto a la prevención de consumo de drogas, entre las que cabe destacar la promoción de estilos de vida saludable, el desarrollo personal y social de los estudiantes, incentivar una cultura preventiva, junto con sensibilizar y formar a las familias en un rol activo preventivo.

Los objetivos mencionados se entrecruzan y se relacionan directamente con los ámbitos propuestos por el nuevo continuo preventivo de SENDA, enfocado a desarrollar en los estudiantes habilidades protectoras para la vida, las que se trabajan a lo largo de todo el programa y que son[7]: la autoestima, la conciencia del cuerpo, emociones y pensamientos; empatía; identidad y proyecto de vida; autorregulación; gestión de la influencia social y comunicación.

Junto con lo anterior, el continuo preventivo interviene el ámbito familiar desde la participación en la reflexión propuesta en las sesiones de trabajo y su objetivo[8] es fortalecer las competencias parentales que promueven el desarrollo de las habilidades protectoras de los niños, niñas y adolescentes, desarrollar un estilo de vida saludable y potenciar el vínculo familiar cercano y protector.

Como podemos observar, tanto en la dimensión personal de los estudiantes como en el ámbito familiar, los temas preventivos son parte del ámbito profesional de intervención desde la Orientación Familiar. Cada uno de los temas mencionados, son parte de la formación de base del Orientador/a Familiar, por tanto es menester que ejerza una influencia positiva desde la intervención de la comunidad educativa, promoviendo una actitud responsable y saludable frente al tema del consumo de drogas y alcohol en niños, niñas y adolescentes.

En conclusión, como Orientadores/as Familiares, poseemos junto a los conocimientos, habilidades y competencias necesarias para acompañar y trabajar desde la formación preventiva con las familias, en el contexto educativo, la responsabilidad de fortalecer el rol y sus competencias parentales, fomentar el desarrollo de sus habilidades sociales y promover una cultura familiar amorosa y protectora, con la convicción que a través de esta importante y significativa labor, logramos minimizar los innumerables factores de riesgo a los cuales están expuestos nuestros niños, niñas y adolescentes[9].

[1] www.senda.gob.cl

[2] http://www.senda.gob.cl/observatorio/estadisticas/?page_id=733

[3] http://www.senda.gob.cl/prevencion/presentacion/

[4] Orientaciones de Calidad 2016, Cuadernillo de Orientaciones para la Calidad de la Educación, Agencia de Calidad de la Educación, Págs. 26-29

[5] Familia y Escuela, Construyendo Juntos una educación integral para nuestros hijos e hijas, Unidad de Transversalidad Educativa, División de Educación General, Ministerio de Educación, 2011, Págs. 16-17

[6] Ibíd. Pág. 17

[7] PPT: Fundamentos Teóricos y Diseño de los Programas, SENDA, Capacitación Continuo Preventivo, San Clemente, Región del Maule, Abril 2016

[8] Ibíd.

[9] Párrafo con aportes de Rosa Ester Fernández, Vicepresidenta  CONAOFCHI AG, período 2015-2017